martes, 1 de mayo de 2012

El tiempo sin alas igual vuela


¿Cómo será?  ¿Cuánto más podré seguir disfrutando?
¿Cuáles serán mis últimos pensamientos?
No me importa, no quiero que llegue, ni quiero saberlo.
Lo que quiero es disfrutarlo todo, todo y todo.
Mientras tanto la vida seguirá siendo “eso”, la vida misma en plena esencia.
Lágrimas y sonrisas, risas y decepciones.

Imagina tener dos heridas en los extremos de la espalda a la altura de los omoplatos, si sería doloroso.
Pero piensa que solamente así podrías saber si puedes abrir tus alas y volar, volar y volar subir más y más alto y dejarte caer cabeza abajo con los brazos extendidos hacia atrás y pegados al cuerpo; sentir esa sensación en el estómago cuando se contrae, y batir las alas para volver a subir muy alto con plena sensación de control. Envidiable, es la palabra que ahora mismo mejor lo define. Claro que esas heridas por otra parte nos pueden hacer resentirnos en cada aleteo, el dolor de remover la herida, el goteo de la sangre cuando esta abierta.

Agradable, desagradable símil a la vida. Vivamos, sintamos, volemos, experimentemos, hagamos y deshagamos, removamos el aire, creemos viento y aprovechemos la corriente. Experimentemos. Mientras todo transcurre.


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